Imprescindibles
y frescas
Fuimos a comer para celebrar un cumpleaños. Éramos 3, y buscábamos algo distinto. El salón era pequeño pero acogedor. La comida fue excelente. Recomiendo la crema de melón y la morcilla. Pero lo que mejor estuvo fue el trato familiar que nos hicieron sentir. Enseguida te das cuenta que estas como en casa y en cualquier momento va a salir tu abuela de la cocina… Tienen un menú muy interesante por calidad y precio.

Muy bien todo, es la segunda vez que vamos. Hoy hemos comido judiones, pastel de morcilla, anchoas, ensalada y chuleton pero la moi cordero. A quien lleves allí queda encantado.